El 3 de
noviembre del 2016
El proceso de mudar de Australia a Perú
Por Rosanne
Menacho
Se dice que
mudarse de casa es una de las experiencias más estresantes en la vida, pero
mudarse a otro país es aún más complicado. Durante nuestra estadía en Perú en
febrero de este año, Josué y yo hicimos la decisión que ya había llegado el
momento para vivir junto a su familia, después de 15 años fuera de su pueblo
estudiando, trabajando y luego viviendo en Australia desde 2005. Dentro de 15 días,
habíamos comprado los pasajes en oferta y les dimos la noticia a mis padres por
vídeo-llamada. Por supuesto se pusieron tristes, pero reconocieron que esto
sería una gran oportunidad para relacionarnos con los parientes peruanos y que
yo tuviera la experiencia de ser la ‘extranjera’ – aprender una nueva cultura y
un nuevo sistema, y aumentar mi competencia con la lengua española (y quizás aprender un
poco de quechua también).
Así que
volvimos a Australia con un plazo de ocho meses para terminar con el trabajo y
los estudios, y para vender casi todas nuestras posesiones para mudarnos. Al
llegar, me puse a vender ya algunas cosas que no usaba a diario, y me concentré
totalmente en mis estudios—una maestría de estudios en traducción e
interpretación en la universidad de Monash—con la idea de terminar antes de la
mudanza. Todo continuó normal
hasta que me pegó un cansancio terrible después del primer semestre, debido a
la fatiga adrenal (etapa 3-4). Esta condición se había desarrollado tras años
de sobreesfuerzo seguido por una carrera exigente de docente y luego estudios
tiempo completo. Todos tienen un límite, ¡pero yo demoré hasta los 26 años en
descubrir el mío! Como consecuencia, eliminé todas mis actividades menos los
estudios (tiempo medio), el alojamiento de estudiantes internacionales y la
venta de bienes propios. Gracias a Dios, la universidad aceptó que terminara la
última materia de la maestría a la distancia en 2017.
Dos meses
antes de irnos, mis padres vinieron a la casa que estábamos arrendando de ellos en
Pakenham para hacer una lista de arreglos que faltaban hacer. Durante el mes de
setiembre, trabajamos junto a mis papás para terminar los arreglos y alistar la
casa para las 12 inspecciones para tenientes prospectivos en octubre, que
resultó en un grupo de nuevos tenientes que se mudarán el 11 de noviembre del
2016.
Dos semanas
antes de partir, Josué terminó el trabajo para ayudarme en la casa, y unos días
después, yo terminé y entregué mi proyecto principal en traducción (el proyecto
consistía en traducir canciones cristianas latinoamericanas del español al
inglés). Mi hermana Christy vino a la casa para ayudar con los preparativos
para un día de despedidas/venta de bienes el domingo el 23 de octubre. Ese
día logramos vender la mayoría de nuestras posesiones y lo pasamos bien con
amigos y familiares. El día siguiente, unos amigos peruanos de Josué vinieron
para recoger lo que quedó, además de mi papá que alquiló un camión para
llevarse muebles y transportar unas cosas a la tienda de segunda mano.
El día de
los vuelos comenzó bien temprano cuando nos despertamos a las 3 de la
madrugada. Volamos primero de Melbourne a Auckland (Nueva Zelanda), luego a
Santiago (Chile) y de ahí a Lima (Perú). Una gran nube de contaminación cubría
la ciudad como un mar (véase la foto) y esto fue una gran alerta a las
consecuencias trágicas del modo de vida "conveniente" para ciudades que
producen los bienes. Fue también una fuente de motivación para nosotros para satisfacer
nuestras necesidades básicas de manera que no haga daño al medio ambiente
mientras estemos viviendo en Huancayo. El día que llegamos a Lima pasamos una
noche relajada en el hotel Costa del Sol que está conectado al aeropuerto de
Lima, y al día siguiente tomamos un vuelo nacional de 35 minutos de Lima a
Jauja donde la familia de Josué nos encontró y nos llevó a la casa familiar en
Huancayo, región de Junín, Perú.
La
contaminación arriba de la ciudad de Lima
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La puesta del sol llegando a Lima |
Una vista de la ventana del hotel Costa del Sol |
Otra vista desde el hotel |
El avión para
el vuelo nacional Lima-Jauja
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En
distintos momentos durante el proceso de prepararnos y mudarnos, fue interesante
contestar la pregunta “¿Cómo te sientes acerca del tema?” La respuesta solía
ser una variación de la frase “estoy nerviosa y emocionada”, pero en los
últimos días lo único que sentía fue paz y alegría en el medio de cada momento
y en las personas a mi alrededor. Al final, ocho meses fue un buen plazo de
tiempo para vender las cosas y alistarnos por la transición—si se consideran
también las primeras semanas en febrero en las cuales nosotros sabíamos de la
decisión pero era temprano para hacer algo al respecto, ¡fue parecido al plazo
de un embarazo! Los amigos y familiares nos brindaron su apoyo, ánimo y ayuda,
y como consecuencia la transición y despedida fueron bastante tranquilas y
positivas. La forma de dejar una comunidad es extremadamente importante, y
queríamos mostrar a cada persona en nuestras vidas que los valorizamos, y que no
lo vemos tanto como "dejar" a todos sino continuar las relaciones a la
distancia para cultivar amistades con los en Perú que han estado esperando a Josué por
muchos años. Durante el tiempo de despedidas, fuimos amontonando los "regalitos" de
amor y cariño de cada persona, los cuales serán como tesoros en el corazón para
apreciar y animarnos en momentos difíciles mientras estamos en Perú.
Así que
llegamos por fin a Huancayo. Para honrar la oportunidad que tenemos aquí, quiero
enfocarme en explorar mi nuevo sitio y cultivar relaciones profundas con las
personas que nos rodean, y eso significa que tendré que limitar la cantidad de
tiempo que paso conversando con amigos y parientes en Australia. La idea es
escribir un blog una vez por mes, y poner una red de oración en Facebook
Messenger para el ánimo mutuo. Josué y yo reconocemos que la vida tiene una
dimensión sobrenatural además de la dimensión física, y deseamos celebrar con
nuestros seres queridos las bendiciones de Dios y también buscar su ayuda y
guía en el camino de la vida.
Esperamos que todos hayan disfrutado del fin de
semana largo y “nos vemos” en el blog el mes que viene.